Observando el comportamiento de la gente en diversos establecimientos no deja de sorprenderme la confianza ciega de la mayoría: cuando les entregan el cambio lo guardan directamente en el monedero sin haberlo revisado, guardan o tiran a la basura las facturas sin molestarse en abrirlas, y rara vez revisan los tickets de compra del supermercado.
He trabajado en muchos sitios, y sé de primera mano que los errores están a la orden del día. Promociones que no se aplican, productos que se cobran por duplicado, tarifas que no se corresponden con lo solicitado, o entregar menos cambio del que corresponde al pagar en efectivo.
Errar es de humanos, otras veces son las máquinas (programadas por humanos) las que se equivocan. Pero al final quien no reclama en su debido momento pierde su derecho a hacerlo.
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Revisa los tickets de compra. Asegúrate que no te cobran productos de más y que los precios son correctos.
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Comprueba el cambio que te dan cuando pagas en efectivo.
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Examina los extractos y movimientos en cuenta. Ojo con las comisiones que no proceden.
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Abre y repasa todas tus facturas.
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Si algo no está bien, reclama cuanto antes.