Anteriormente a la crisis económica, y sobre todo, con el arranque de esta, muchas familias obtienen ingresos extra con el arrendamiento de los inmuebles de su propiedad que no utilizan. Una actividad que tiene por fin un lucro económico, y por tanto, debería de reflejarse en nuestra declaración de ingresos y en el correspondiente pago de impuestos, ya sea vía IRPF, Impuesto de Sociedades, Sociedad patrimonial u otra.
Bien es cierto, que el pago de impuestos supone una minoración de los ingresos, por lo que existen muchas familias que ignorando los riesgos que este comportamiento tiene asociado, se aventuran a emprender una actividad económica a las espaldas de Hacienda. Así lo dice el propio Ministerio, que ha detectado zonas geográficas españolas dónde el 75% o más de los alquileres no tributan. Dónde se defrauda mucho dinero, por ejemplo pensemos en un propietario que durante todo el año logra alquilar las tres habitaciones de sus cuatro inmuebles al precio de 250 euros, lo que le reportaría al año 36.000 euros limpios de polvo y paja.
Los riesgos que asumimos al no declarar el alquiler son principalmente: una inspección tributaria con la correspondiente sanción, la imposibilidad de resolver administrativamente el incumplimiento del pacto verbal de un arrendamiento, problemas a la hora de recuperar el inmuebles para nuestro uso y disfrute en una fecha cierta, etcétera. Está claro que a nadie le gusta pagar impuestos, pero tenemos que tener presente esta posibilidad a la hora de sopesar nuestra decisión.
Imagen | daquellamanera
Vía | El Confidencial
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