Uno de los placeres más sencillos y placenteros mientras tomamos el sol en una tumbona de playa es un buen libro de lectura. Para ello, lo que suele hacer la mayoría es adquirir los libros que cree necesitar, pero olvidando una herramienta muy útil también en este tipo de casos, el préstamo de libros que nos proporcionan las bibliotecas públicas.
Estas galerías del conocimiento y la diversión están presentes en la mayoría de los barrios de las grandes ciudades, y también en la mayoría de los pueblos. La mayor de las veces nos prestan los libros por semanas, e incluso podemos renovar el préstamo vía telefónica, siendo en la práctica muy cómodo y económico puesto que no necesitamos realizar desembolso alguno.
Por tanto, si las aprovechamos durante el año, ¿por qué no utilizarlas también cuando nos vamos de vacaciones? No tienen ninguna excusa, como ya he dicho es muy sencillo y está al alcance de nuestra mano. ¿Saben cuál es su título elegido para este verano?
Imagen | loureiro
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