El servicio ya está incluido en el precio

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En Japón dejar propina se considera casi un insulto. En otros países sin embargo es incluso obligatorio. En España, donde es una costumbre voluntaria, personalmente estoy totalmente en contra.

No se trata de tacañería, sino de una cuestión de principios. Y me explico. Al incentivar el buen servicio recibido mediante propinas, en realidad estás aceptando que eso sea la excepción, cuando debería ser lo habitual.

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Debe exigirse un trato adecuado por norma, y cuando esto no es así no volver a ese visitar ese local o llegado el extremo dejar una reclamación si es que procede.

Es así como funciona en la mayoría de comercios y no entiendo por qué deben existir excepciones. El servicio debe ser el mismo para todo el mundo, y por tanto el precio también. La mejor propina que puede darse a un establecimiento es volver en un futuro.

Si yo fuese hostelero posiblemente establecería algún tipo de incentivo a mis empleados. Tal vez un porcentaje de las ventas o un plus por objetivos en función del aumento de clientela.

Seguramente esa sería mejor motivación de cara a dar un buen servicio que ninguna propina ridícula.

Además hay que ser un tanto inocente si esperamos que alguien declare y pague los tributos que le corresponda por las propinas recibidas. Y quien las da, en cierto modo está contribuyendo a ello.

Sea por los motivos expuestos, o por el creciente uso de las tarjetas en detrimento del pago en efectivo, lo cierto es que dejar propina en España es algo cada vez mas raro.

Lejos quedan aquellos años en los que a un trabajador se le informaba al margen de su salario de lo que podría “sacar en propinas”. Y menos mal.

Foto | Flickr (Daquella manera’s photostream)

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