Una vez más los ayuntamientos siguen su cauce de aumento de la presión fiscal a los ciudadanos que residen en su circunscripción administrativa, unos contribuyentes que cada vez están menos para 'fiestas' y que han de soportar por imperativo legar las sucesivas subidas de impuestos que se les están practicando.
En esta ocasión tenemos que referirnos al ayuntamiento de la capital madrileña, respecto al que su alcaldesa Ana Botella, ha decidido subir un 2% las tasas municipales para blindar sus ingresos y la reducción del elevado nivel de endeudamiento que padece. Algunos ejemplos serían la tasa de basuras, las licencias para obras, las tasas de aparcamiento, los vados, etcétera.
Este tipo de subidas siempre se practican del mismo modo, sin discriminar entre familias con y sin recursos. ¿Hasta dónde llegará esta situación? Parece ser que el afán recaudatorio se desentiende de los problemas financieros de las familias.
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