La primera frase que nos recita el comercial del establecimiento donde acabamos de adquirir nuestro vehículo nuevo es:
Oiga, por su comodidad y bienestar, ¿desea ampliar la garantía del fabricante para su vehículo? Le aseguro que es lo mejor.
Esta frase, no digo que no, puede tener su ‘trampa’. Lo primero en lo que nos hemos de fijar es el coste en el que tenemos que incurrir por ampliar la garantía, muchas veces, este precio es superior a lo que en términos medios tendríamos que desembolsar por el mantenimiento de nuestro vehículo. Por ello, antes de decidir nada tenemos que analizar muy bien si nos intersa este ‘sobrecoste’.
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Por otro lado, sería muy interesante comprobar qué tipo de averias se cubrirían, hay que tener en cuenta que muchas de ellas no están tipificadas en el contrato, de tal manera que una vez pagada la garantía, tendríamos que desembolsar un dinero adicional para cubrir esta eventualidad.
Desde el punto de vista comercial, este producto tiene pleno sentido, porque así el fabricante se ‘asegura’ unos ingresos por mantenimiento del vehículo, y además los cobrará por anticipado.
Nosotros como usuarios del vehículo tenemos que plantearnos entre otras cosas:
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Kilometraje
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Carga del vehículo
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Durante cuánto tiempo a priori deseamos tenerlo
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Etcétera
De este mix de variables saldrá nuestra decisión final, es cierto que con la ampliación de la garantía podemos estar más tranquilos, pero como cualquier seguro tiene su coste y además, como ya he anticipado puede no cubrir todo aquello que esperamos.
Imagen | jlmaral
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