Aunque el otro día ya comenté algunos consejos para no gastar demasiado dinero en una boda, hoy toca hablar de la madre de todos los gastos nupciales: el banquete de bodas. No queríamos un banquete multitudinario en el que invitas a mil personas por compromiso, y en el que no te da tiempo a estar apenas con ningún invitado.
Como era festivo el lunes, hicimos dos celebraciones, el sábado y el domingo. El sábado, después de la ceremonia en el Ayuntamiento, hicimos una comida con los familiares más allegados. En total, 21 personas. Elegimos un buen menú en un buen restaurante, pero como no era un menú de bodas (es la palabra mágica que hace duplicar los precios), no pagamos un sobreprecio por el mismo.
El domingo hicimos la celebración con nuestros amigos (unas 50 personas) en otro restaurante que disponía de pista de baile. El precio, que incluía discjockey y barra libre (imprescindible si quieres que tus amigos se diviertan), también era muy razonable.
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Puede ser un poco complicado repetir celebración, pero así no tuvimos que invitar a miles de primos, amigos de los padres, primos de los padres, etc. que consiguen elevar fácilmente el número de invitados a 200 o 300 personas.
Elegimos un sitio céntrico y que era fácilmente accesible para casi todos los invitados (evitando así tener que alquilar un autobús o que los invitados deban pagarse taxis, noches de hotel, etc).
En definitiva, logré que nuestra boda fuera como nosotros queríamos, sin ceder a los convencionalismos y sin derrochar el dinero. También tuvimos suerte de que nuestros padres comprendieran nuestra celebración y de que hoy en día sea más habitual realizar este tipo de bodas sin quedar mal con la gente por hacerlo así.
Espero que mi experiencia os sirva si tenéis pensado casaros y os da miedo que la cuenta sea excesiva.
Foto | Flickr de Humberto Terenziani
En Ahorro Diario | ¿Celebrar una boda gastando poco dinero? Sí, quiero