Todavía son legión los conductores que creen que el motor hay que llevarlo con “alegría”, sin que te sepan explicar bien por qué. En los motores modernos es posible circular a muy pocas revoluciones, no se rompen ni degradan, pero hay que tener claros antes unos conceptos.
Cualquier motor consume más cuanto más revolucionado vaya. Otra cosa es que a determinadas revoluciones obtengamos una mejor relación consumo/velocidad, pero en términos absolutos cada RPM de más implica más inyecciones por unidad de tiempo.
Un motor de gasolina puede circular cómodamente por encima de 1.500 RPM, y un diesel a 1.000-1.250 RPM, dependiendo de cómo vibre.
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Si queremos consumir poco combustible tenemos que circular en la marcha más alta posible, y eso implica ir bajo de vueltas. En esa circunstancia, el motor tiene una entrega de fuerza pequeña, el acelerador debe dosificarse con suavidad. Si pisamos de más no sólo no obtendremos aceleración, además estaremos maltratando la mecánica.
Por ejemplo, para circular por una avenida a 50 km/h clavados no necesitamos aceleración, el motor puede ir en 5ª o 6ª perfectamente, dependiendo del modelo. Existen algunas excepciones, como diesel que tienen relaciones de cambio muy largas y en la marcha más alta el motor va demasiado bajo de vueltas. Acuérdate de 1.500 RPM mínimas para gasolina y 1.000-1.250 para diesel, eso va a misa.
Existe una norma de cambio, que seguiremos siempre y cuando la aceleración necesaria sea baja:
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Meter 2ª tan pronto como sea posible
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Meter 3ª a 30 km/h
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Meter 4ª a 40 km/h
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Meter 5ª a 50 km/h
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Meter 6ª a 60-70 km/h
Si usando estas reglas el motor se queda corto de vueltas, cambiamos un poco después. Lo ideal es que al haber insertado la marcha, la aguja del cuentarrevoluciones esté un poco por encima de los límites inferiores que he comentado. En una situación en que la aceleración sea importante no rigen estas reglas: carriles de incorporación, adelantamientos, etc.
Tras cada cambio realizado, pisaremos suavemente el acelerador hasta conseguir el ritmo deseado. Tenemos que ver en qué posición del acelerador el motor está más cómodo, es decir, que responde y no vibra maś de lo necesario. En un diesel es muy normal notar vibraciones a bajas revoluciones, si son muy intensas tu modelo es de los que piden 1.200 RPM en adelante.
Ahora hay que tener en cuenta la pendiente. Si vamos en llano, las reglas son válidas. Cuesta abajo, al motor le costará menos acelerar, pero cuesta arriba conviene estirar los cambios un poco, de modo que el motor sea capaz de moverse sin vibrar mucho y sin que haga falta pisar de más. Si pisamos mucho y “no se mueve” hemos cambiado demasiado pronto.
Circular en 2ª a 40 km/h, en 4ª a 80 km/h y 5ª a 100 km/h (teniendo 6ª) es ganas de tirar el dinero en casi todos los modelos. Habrá quien me diga “es que yo quiero una reserva de aceleración por si acaso”, a lo que yo le contestaré “¿Cuánto tiempo tardas en reducir de marcha?”
En los motores modernos no hace falta darles “alegría”, circulando así ni se rompen ni se amariconan, pues en autovía, adelantamientos y aceleraciones ya tienen oportunidad de hacer ejercicio. De hecho, los cambios automáticos modernos funcionan así, siempre circulan al mínimo de revoluciones. Si los propios ingenieros de la marca lo hacen así, es que podemos fiarnos.
El impacto en el consumo es inmediato. Si te acostumbras a conducir así verás como cada mes tienes más dinero para gastarte en cosas más interesantes. Cuando circules con más peso (todas las plazas ocupadas, maletero lleno) déjale que suba un poco más de vueltas, ya que el esfuerzo a soportar es mayor que si van pocos ocupantes.
Fotografía | Javier Costas
Fuente | Manual de Conducción Económica (IDAE)