Desde la llegada al mercado de las bombillas de ‘bajo consumo’, nos han vendido la panacea de que son una gran oportunidad para ahorrar energía. Ante este mensaje tan esperanzador hay que tener presente, que su uso no implica un ahorro efectivo de energía si no va acompañado de un ‘comportamiento eficiente’.
Pensemos en la cantidad de veces que nos dejamos encendida alguna luz en nuestro hogar sin ser utilizada, desperdiciando la energía eléctrica, y echando por tierra el ahorro que nos proporcionaría el uso de bombillas de bajo consumo. Lo ideal es que ambas acciones estén alineadas, utilizar este tipo de bombillas, y llevar a cabo una actitud eficiente. ¿Ya la practican en sus hogares?
Por cierto, recuerden que con esta actitud, a la par que cuidamos de nuestro bolsillo, protegemos al medio ambiente, y contribuimos a que no sea necesaria la energía nuclear, no solo se queda en el ahorro.
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