Cuando alguno de nuestros hijos ha bajado la guardia en su desempeño académico en un trimestre determinado, un recurso al que apuntan muchos de los padres son las clases particulares, un apoyo que puede convertirse en un derroche de tiempo y dinero si no se les extrae el aprovechamiento adecuado.
De hecho hay muchas ocasiones en las que nuestros hijos las perciben como un castigo, o no se encuentran con la motivación suficiente, echando por tierra nuestro objetivo porque no las aprovecharán del modo más correcto posible, convirtiendo a esta controversia en una gran decisión.
Bajo estas circunstancias, lo más recomendable es dejar que nuestros hijos levanten la mano y que sean ellos los que nos soliciten la ayuda correspondiente, consiguiendo con ello dos objetivos, de un lado cerciorarnos de que van a realizar un uso más adecuado del recurso que ponemos a su disposición, y segundo, tendrán presente el coste y el esfuerzo económico que supone para sus padres la ayuda que ha decidido utilizar.
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En Ahorro Diario | Clases particulares, una solución temporal