Ahorrar es siempre complicado. Cada mes vamos notando lo que cuesta apartar un dinero para el futuro. Sin embargo, es mucho más sencillo si nos fijamos unas metas. Para ello, hay que ser realistas y no volvernos locos. Muchos de nuestros deseos económicos pueden cumplirse, pero unos necesitarán más tiempo que otros.
Así pues, ¿qué es lo que queremos hacer con nuestro dinero? ¿Cuáles son nuestras metas? Una buena idea es ponerlas sobre un papel, visualizarlas y clasificarlas. Del mismo modo que es mucho más facil gestionar nuestro tiempo si vemos en un plan cuáles son las tareas inminentes y cuáles las futuras, también podemos hacer algo similar con nuestros objetivos de ahorro.
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Ahorro a corto plazo:
Aquellas que sean más fáciles de conseguir, las que impliquen un menor esfuerzo económico, pero también las que tengamos que hacer antes de un plazo determinado. Por ejemplo, los muebles nuevos para la casa o ese ordenador portátil con el que te podrás renovar tecnológicamente.
Tener en cuenta y visualizar estas metas nos ayudará, por un lado, a encontrar los mejores precios (no dejaremos de buscar hasta dar con uno que nos interese) y, por otro, a darle más importancia a cada euro que no gastemos. Ordenas tus metas a corto plazo en un papel (no metas aquí las que necesiten más de dos años para cumplirse) y vete restando de su precio el dinero que vas consiguiendo.
Ahorro a medio plazo:
En este apartado irán aquellas metas para las que tengamos que esperar entre dos y cinco años. Por ejemplo, esas vacaciones al extranjero que desearías hacer ya, pero que cuestan más dinero del que tienes ahora.
También para éstas se necesita un plan. Valora cuánto cuesta tu meta y trata de dividirla mes a mes: aunque parezca obvio, no es lo mismo ahorrar 2.000 euros en 20 meses que en cinco.
De nuevo, saber que estás consiguiendo avances facilita y mucho controlar cada vez mejor nuestros gastos y también nuestras frustraciones económicas. Quizás este año sólo te puedas ir tres días a la playa en vez de una semana, pero sabrás que el sacrificio no ha caído en saco roto.
Al contrario que en las metas a corto plazo, el ahorro a medio plazo ha de ser más flexible y tener en cuenta los contratiempos que vayan surgiendo. Si por cualquier problema no podemos cumplir con lo que nos hemos autoimpuesto, hemos de evitar frustrarnos: siempre podemos retrasar en el tiempo la consecución de la meta.
Ahorro a largo plazo
Las más difíciles de conseguir: anular la hipoteca, conseguir el dinero para un negocio, los planes de jubilación, etc... También las que nos obligan a ahorrar nuestro dinero antes de que empecemos a manejarlo cada mes (el primer pago, el tuyo). Si en los otros dos tipos de metas podemos jugar con el dinero que "nos sobra", en éstas, no: necesitamos convertirlas en un pago más al principio de mes. Habitualmente, son las metas que casi todo el mundo tiene, aquellas que cuestan más de cinco años.
Vía | Financial Literacy En Ahorro Diario | ¿Gastar menos o ganar más?