Cada vez hay que pensarse mejor en qué Comunidad Autónoma fijamos nuestra residencia fiscal

Tras el anuncio del propósito de incrementar el gravamen de las rentas del trabajo y del capitalvía Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) por parte del gobierno de la nación, la subida adicional que ha experimentado la Comunidad Valenciana, y el 'amago' que está realizando la Comunidad de Madrid para rebajar la factura fiscal de sus ciudadanos, cada vez hay que pensarse mejor dónde radicar nuestra residencia fiscal con el objetivo de percibir un trato fiscal más favorable.

Hasta ahora, existían alguna diferencias entre Comunidades Autónomas, por la diferente naturaleza de su financiación, puesto que algunas se rigen por el artículo 52 de la Constitución española (gran mayoría), mientras que otras lo hacen por el artículo 53 (Navarra y País Vasco), apreciándose algunas diferencias en el tipo marginal del IRPF (dónde Cataluña se encuentra a la cabeza con un tipo marginal máximo del 51%) y sobre los rendimientos del capital mobiliario.

Por tanto, a la hora de evaluar las condiciones de una oferta de trabajo en una Comunidad Autónoma de la de residencia, además de los 'parámetros tradicionales' como coste de la vida, vivienda, etcétera. Hemos de considerar el trato fiscal, puesto que afecta a nuestras percepciones dinerarias netas, y de hecho varía cada vez más dentro de las distintas regiones del país.

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