Una práctica que siguen muchos hogares es la de almacenar todos los medicamentos que creen que pueden necesitar, incluso sin supervisión médica, incurriendo en un coste directo para nuestro bolsillo y que muy posiblemente no aprovechemos teniendo en cuenta la pronta caducidad de muchos de ellos.
Para evitarlo, con independencia de que podamos tener una cantidad razonable de los más necesarios, debemos evitar en la medida de lo posible esta costumbre, reservando la compra de fármacos para cuando nuestro médico nos los prescriba o cuando los necesitemos, y siempre en la cantidad suficiente, puesto que no tendría sentido tampoco adquirirlos en un formato de tamaño excesivo.
Piensen por un momento todos aquéllos medicamentos que han tenido que tirar a lo largo de su vida, lo que se traduce en dinero perdido y en un derroche de recursos. ¿Han revisado su botiquín? ¿Qué sentido le ve a esta práctica cuando casi todos tenemos una farmacia a la vuelta de la esquina?
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En Ahorro Diario | Medicamentos gratis en función de la renta y no por el hecho de tener la condición de jubilado