En estos días la gran mayoría de los españoles y españolas se encuentran haciendo números para realizar su declaración de la renta, algunos para conseguir la máxima de devolución, y otros conseguir pagar un poco menos, acogiéndose a las deducciones y bonificaciones que le permite la normativa del IRPF.
Para aquéllos casos en los que el resultado de la declaración sea a pagar, siempre habrá obligados tributarios que estén tentados a no pagar, algo que es muy arriesgado, ya que podemos ser objeto de una inspección tributaria. Y como consecuencia tener que pasar por los incómodos papeleos, procedimientos, el tener que pagar la cantidad adeudada, y por si fuera poco, una multa.
Para delimitar esta cuestión ayer analicé en Pymes y Autónomos cuáles pueden ser estas sanciones, llegando estas a superar los 30.000 euros. No siendo las únicas sanciones que prevé la ley, ya que también nos sancionará si nos retrasamos en el pago, con una cuantía que crecerá en función del tiempo en el que nos retrasemos. ¿Creen que realmente merece la pena arriesgarse?
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